“Para mí Ikuméni ha sido una experiencia de compartir con personas llenas de pasión, de amor por lo que hacen; de amistad. Y me ha recordado las raíces de por qué lo hacemos. Mi expectativa es poder poner en práctica lo aprendido, que también pueda seguir creciendo y podamos perseverar. Les animo a que desde la óptica de la fe que cada uno pueda tener, puedan unirse en ese amor al prójimo en el mundo donde necesita ver y reflejar el Reino de Dios”.

“Quiero reafirmar que Ikuméni se está convirtiendo en un proceso de transformación maravilloso”.

“Doy gracias a Ikuméni por permitirme estudiar y por permitirme desarrollar mi práctica, la cual me ha ayudado a aterrizar mis ideas y a entender que sí se puede, en medio de la violencia, crear herramientas; y ver el conflicto no como algo negativo todo el tiempo, sino que el conflicto también nos lleva a reflexionar, a pensar, y a desarrollar nuevas formas de vida, y eso es parte de la resiliencia».

“Ha sido de mucha emoción y de mucho aprendizaje. Me voy muy motivado y fortalecido y con todas las ganas de impulsar mis buenas prácticas en el lugar donde vivo“.

“Lo que me llevo de mi experiencia en Ikuméni, es aprender a tener una escucha profunda, atreverse a apagar mis juicios internos, las ideas preconcebidas, donde dejé de lado todo lo que he ido aprendiendo para de verdad conectar con lo que está compartiendo mi compañero; y el resultado es a veces impresionante, porque yo he llegado con una idea de solución pero cuando me atrevo de verdad a escuchar al otro se replantean las ideas e inclusive pueden salir nuevas ideas. Ha sido súper enriquecedor compartir con mis compañeros de todo centroamérica y latinoamérica».

“Ikuméni para mí es ver cómo Dios abre caminos donde nos los hay”.

“Ikuméni ha sido una muy buena experiencia y oportunidad para encontrarse en las diferencias; ha sido una forma para hacer alianzas y formar red para poder contribuir a nuestro país desde nuestras comunidades basadas en la fe”.